Garzas viajeras, novias leves del azul 
con rumbo norte salpicando el cielo van 
y aqui mi río espejo muestra su vuelo               
como si fuera un pañuelo que enero lavando está.

24 febrero 2010

San Salvador de Jujuy y Purmamarca

Hacía un día que llovía en el barrio Tres cerritos de Salta. Esa mañana viajábamos a Jujuy y por las calles que chorrean de la montaña Flor creyó más ligero un descenso “toboganesco” con todo el equipaje!!! Con renguera, llanto y risas, enfilamos hacia el cruce de rutas.

Luego de un buen rato de dedo sin resultados probamos una opción que nunca se nos hubiera ocurrido: en una estación de servicio preguntamos al conductor de un micro vacío… y en el segundo piso con vista panorámica fuimos directo a Jujuy.


En San Salvador nos esperaban Pablo y Yamila que también habíamos contactado por medio de Mónica. Quizás obra del destino o mera casualidad, pero aquí también llegamos en medio de una mudanza para ofrecer nuestra ayuda. Caminata por la ciudad bordeando el Río Grande, venta de pulseras y regresamos a la casa donde nos esperaba un plato de comida y un colchón.


Yamila y Payquín

Al día siguiente luego de la mudanza seguimos hacia Purmamarca. Se alivia nuestra tensión al abandonar otra ciudad capital, pedimos un trozo de patio para armar la carpa y nos resguardamos entre los cerros de colores. La tranquilidad del pueblo y la belleza de la plaza nos roban unos cuantos suspiros.





Creímos posible la chance de hacer a dedo la excursión a las Salinas Grandes, y arriba de un Falcon encaramos la travesía. Álvaro y Lautaro son hermanos cordobeses y andaban recorriendo el norte argentino, entre mates, charlas y buena música llegamos al salar.





La complicación del descenso fue compensada con una rica cena. La entrada a boxes del bólido beige era en Tilcara (nuestra próxima parada) así que arreglamos para seguir compartiendo ruta.

19 febrero 2010

SALTA

Nos despedimos de Martin y Carla muy agradecidos por los días compartidos. La lluvia nos apretaba así que nos alojamos en el primer hostel que encontramos.


Auténtica representación de la batalla de Salta.
Hablamos con Mónica (mamá de Flor) y nos contó que allí vivía Laura, una compañera suya de la primaria. En cuestión de minutos nos pusimos en contacto y no dudó en abrirnos las puertas de su casa. Al llegar vimos que era una revolución de cajas… aparecimos en medio de una mudanza! Compartimos la cena con ella, Abril (su hija) y Judith (una amiga) intentando distender el stress de la situación con charlas de viaje, música, experiencias de vida y ofreciendo nuestras cuatro manos para aliviar el trabajo de la mañana siguiente.
Llegando a "casa"

Sin darnos cuenta nos encontramos con una llave en el bolsillo y una casa de dos pisos para nosotros solos, que aunque vacía de muebles, repleta de atención y solidaridad. Gracias Lau!
En Salta la linda iniciamos nuestra veta comercial. Tras vender pulseras en la plaza empezamos a salvar algunos gastos. Pero lo gratificante de las ventas no se compara con los buenos recuerdos de las personas que nos cobijaron: mates, charlas, comidas, guitarreadas y consejos.

18 febrero 2010

Camino a Salta

Corta espera en la banquina y ya estamos viajando nuevamente. En una Eco Sport alquilada nos subieron Martín y Carla: alemanes, padre e hija recorriendo nuestro país. Su meta del día era Cafayate o Molinos recorriendo RN 40, la nuestra era Santa María pero viendo la posibilidad de escalar el mapa un buen trecho y compensar los muchos días que nos atrapó Hualfín, decidimos seguir viaje con ellos.
Locro y humitas en Santa María, dejamos Catamarca para entrar a Tucumán. Los viñedos decoran el paisaje, los hornos de barro en cantidad, montañas y… de repente, tras preguntar si tenía efectos alucinógenos, los alemanes están tomando de nuestro mate!!!
Pasamos por Amaycha del Valle y luego hicimos parada obligatoria en las Ruinas de Quilmes.

Ubicadas en el corazón del Valle Calchaquí, las Ruinas se presentan como uno de los más importantes sitios arqueológicos del país, además de ser el asentamiento humano prehispánico más grande de la Argentina. Los Quilmes mantuvieron su fortaleza desde el año 800 hasta el siglo XVII. La población estaba compuesta por unas 3.000 personas.

Poco duró el entusiasmo por llegar a Cafayate en vísperas de su Serenata. La ciudad no se tomó ni un minuto para recibirnos: el caos en sus calles espantan a cualquier persona que conoce la tranquilidad; no existe espacio físico para un solo turista más; todos los camping, alojamientos y hoteles están sobresaturados.
Para no llamar al stress dejamos atrás Cafayate y su festival, que a pesar de su renombre y fama tenía una escasa oferta musical y artística.


“arenosa arenosita…
mi tierra cafayateña
El que bebe de tu vino,
gana sueño y pierde pena”
Dejamos el pavimento y seguimos por el ripio de la 40 rodeados de un paisaje maravilloso: montañas, viñedos y medanales. Luego de las viñas esperábamos ver los coloridos cultivos de pimiento que se recuestan sobre la orilla del río calchaquí, sin embargo la falta de lluvias no dio garantías para la producción.

Estas casas coloniales, hechas de adobe, nos acompañarían durante todo el trayecto. Esta arquitectura totalmente descontextualizada nos disparó una infinidad de especulaciones sobre la influencia española.


A partir de ese momento el camino que sigue es inexplicable, no alcanzan los sentidos para entender el paisaje: parece un trozo de cada planeta caídos uno al lado del otro.




Dos soles para darnos calor: efecto óptico o magia del Universo?




Llegamos a Molinos con la claridad justa para recorrer el pueblo. Martín y Carla nos dejaron en el camping pero nos invitaron a una sabrosa cena: lechón asado, papas fritas, ensaladas y un par de vinos. A la mañana siguiente seguiríamos viaje con ellos.
 

Pasamos por Seclantás y por varios parajes inhóspitos hasta llegar al pintoresco pueblo de Cachi, que a pesar de ya ser un lugar conocido por ambos no dejó de deslumbrarnos.

Aquí dejamos la RN 40 para llegar a salta por cuesta del Obispo, camino que los dos habíamos recorrido el año anterior en situaciones diferentes: Flor en la caja de una camioneta y Pedro montado en una bici.
A veeer!!! digan uisquiiiiii


Mucha confianza..!

 



Cuesta del obispo, piedra del molino, cerro de la virgen y valle encantado. Este paso es portador de varios nombres, dependiendo de la historia, el paisaje y algún que otro suceso.
Descendiendo, unos kilómetros luego de la posta del Maray, paramos a merendar queso de cabra en un puesto a la vera del camino, cargando energías para llegar a la ciudad capital.

Brota del cerro manantial de estrellas
Que a lomo de río aprendió a bajar
Lo beben viñedos, montes y acequias
Guitarras y quenas de dulce sonar
Descansa en el lago, legítimo espejo
Se esconde en la zafra, se pierde en el mar

Rubor de las nubes pregona tinieblas
Y acuna dolencias del joven pastor
Rebaño de penas, escarcha en los sueños
De mesa servida y dormir con calor.
Rebaño de penas, escarcha en los sueños
De mano tendida y vivir sin dolor.

A pesar de todo el Sol me cobija
Orienta mi paso, el sentir, el andar…
Sin embargo surco al andar estos vientos
Porfiado de amores, colmado de paz.
Sin embargo vuelvo rumiando estos versos
Besándote en coplas, viviendo en tu amar.

13 febrero 2010

Hualfín

Salimos de Belén con Fernando en su 4x4. Él es de Buenos Aires y hace 6 años que vive con su mujer en Londres, llegó viajando de mochilero, escapando de la gran ciudad. En la capital era un organizador piquetero que estuvo en los primeros cacerolazos y con las madres de plaza de mayo, hasta que su cuerpo y sus ideales chocaron con todas las piezas del sistema y decidió emigrar. Nos llevó hasta el eje y de yapa nos regaló un paseo por la entrada de Puerta de Corral Quemado.

Pasare por Gualfín,
Me voy pa' Corral Quemao,
A lo de Marcelino Ríos
Para corpacharme con vino morao.
Si esta zamba viene brotando a cada rato en nuesta senda y andamos sin apuros, es necesario visitar las tierras que inspiraron a Jaime Dávalos.

Yo soy ese cantor
Nacido en el carnaval,
Minero de la noche traigo
La estrella de cuarzo del culampajá.
Con solo preguntar por un patio para armar carpa ya lo conseguimos. Doña Luisa nos dio un lugar en el fondo de la “Casona” donde acomodamos todo a nuestro gusto y confort. En ese inmenso casco de estancia se había desencadenado un suceso histórico de caudillos, política y amor que la anfitriona nos contó.

 La zamba de los mineros
Tiene sólo dos caminos
 Morir el sueño del oro,
 Vivir el sueño del vino.
Para tener dimensión y un panorama del pueblo dimos una vuelta por los dos lados del río (banda este y oeste). Visitamos las ruinas incaicas (que también nos siguen… o nosotros a ellas), fuimos a beber “agua de colpa” en una vertiente que tiene minerales empleados para afecciones digestivas, y recorrimos una quebrada llamada “pozos verdes” por donde corre un hermoso arroyo de montaña.

Molino del maray
Que muele con tanto afán,
Marcelino pisando el vino,
Paredes el oro de culampajá.
El paisaje, la sencillez y amabilidad de la gente nos retenían en el pueblo, pero a casi una semana de nuestra llegada retomamos viaje tras despedir a luisa, su familia y las sabrosas empanadas del lugar.
Yo no sé, yo no soy,
Andoy porque andoy nomás,
Cuando a mí me pille la muerte
Tan solo la zamba me recordará.
 Paseo con Fernando, Puerta de Corral Quemado

 Solidaridad de los changos para sacar la 4x4

 Paisajes de Hualfín




caminando encontramos restos de vasijas! vasijas!


Leyendo la historia de la casona

Flor la leñadora

Pedro el cocinero

 Nuestra producción!

10 febrero 2010

Belén

Despertamos antes que amanezca. En medio de un silencio abismal y desesperados por abandonar ese lugar, escapamos corriendo hacia una nueva ruta.
Al retomar la RN 40 se hizo más fácil viajar. Llegamos a Belén, donde Antonio y Fernanda (mediante couch surfing) nos recibieron en su casa-boutique con lanas, colores, música y media docena de niños para entretenernos.

 Julián, Lila y vicente haciendo monerías
El calor nos seguía (o nosotros a él), Antonio comentó que hacía falta una lluvia para que aplaque y que a las 14hs abría la pile del pueblo. Un rato antes de esa hora estábamos ahí, solos en el club en plena siesta y con nuestros cuerpos sedientos, dispuestos a quitar la mufa del día anterior.

De a poco el pueblo se concentra en el club, entre ellos nuestra familia temporaria con quienes compartimos la tarde entre chapuzones y risas. 

Con el pasar de los días nos vamos acoplando a las costumbres de estas provincias y así aprendiendo diferentes cuestiones: 
    - El sol es distinto, debemos protegernos MUY BIEN 
    - La siesta es NECESARIA, para evitar golpes de calor, mareos, dolores de cabeza y muchas cosas más. 
    - Se trabaja hasta tarde y la noche se alarga compensando las horas dormidas durante la tarde.

La lluvia no se hizo esperar más y tras su paso, a la tardecita, subimos al cerro. Entre la bruma pudimos apreciar el hermoso paisaje que brindaba la ciudad.


La noche nos sorprendió con un nuevo desafío: llega el momento de sacar de nuestras mochilas, de compartir con otros la música que venimos llevando. Si bien fueron pocos temas, sentimos que por fin rompimos el hielo y que lo hicimos de buena manera. Nos abrimos a la gente y ellos a nosotros; entre aplausos y felicitaciones volvimos a la casa con una sonrisa de oreja a oreja.


Ansiosos por conocer la historia de nuestros pueblos pasados nos dirigimos hacia El Shinkal, precisamente al  sitio arqueológico ubicado a unos pocos kilómetros del pueblo de Londres.
Lugar decisivo del asedio a Londres, durante el gran alzamiento calchaquí del año 1632, cuando Chelemín se apoderó de la bocatoma de la acequia que daba agua a la ciudad, para luego incendiarla.
Los habitantes de Londres huyeron hacia La Rioja, y varios fueron muertos. Tiempo después, una expedición al mando de Francisco de Nieva y Castilla venció a Chelemín y lo descuartizó atándolo a cuatro caballos.

Estos tres pueblos atrapan muchos viajeros. La mayoría de los jóvenes  con los que nos topamos eran de afuera y habían decidido asentarse allí, con un nuevo trabajo, con artesanías o con su música… ¿futuro Bolsón?