Garzas viajeras, novias leves del azul 
con rumbo norte salpicando el cielo van 
y aqui mi río espejo muestra su vuelo               
como si fuera un pañuelo que enero lavando está.

09 abril 2010

La Paz (segunda parte)

Concluyeron esas hermosas semanas de descanso cuando empezaban a escasear las provisiones, asique emprendimos la vuelta.

Vuelta a La Paz, a las callecitas de adoquines empinadas como un cerro, al aroma a palo santo y hierbas de brujos, al pregón desesperado que cuelga de un estribo o cae de la ventana de un minibus... Salpicando, manchándolo todo en ese grito, sumándose a las cornetas, al humo y los otros miles de gritos que rugen los transportes privados... sin regulación del Estado pero realmente desmandrados.

Espiando a los brujos, desde la ventana del hostal. 

Nos pusimos nuevas metas, esta vez un tanto ambiciosas. Los cambios de temperatura, humedad, altura y el mismo traqueteo del viaje descalibraron a nuestra julieta encordada: debíamos comprar guitarra nueva (400 Bs.).


Queríamos abandonar el altiplano boliviano y atravesar la yunga, la selva y la sabana para dejar el paìs por el norte (estimamos 1000 Bs. para la travesía).

Ansiábamos enviar regalos a nuestras familias, aprovechando los precios bajos dar una señal, dejarlos tranquilos en un obsequio simbólico y compartir en ese presente el colorido de las prendas bolivianas (700 Bs. entre regalos y encomienda).

Por lo tanto nos pusimos a trabajar duro, nuestra música volvió a sonar en los restoranes pero la venta de pulseras en el centro se complicó. La guardia municipal, mejor conocidos como "los frutillitas" por su traje morado, nos prohibió vender en esa zona, y si bien habíamos estado dos semanas sin que nos llamen la atención.... nos tocaba el turno y no queríamos problemas.


Los lugares para vender en el casco céntrico implicaban andar a los codazos con otros artesanos y vendedores; así que elegimos un barrio alejado, tranquilo, de clase media-alta donde fuesen novedad nuestras artesanías. Nos fue muy bien: en el barrio Calacoto se activó la venta de las pulseras de más valor y sacábamos buen dinero en relación a lo recaudado en las gorras.


Es difícil creer que este barrio está en la misma ciudad que dejamos para ir a la Isla. Hay panaderías, cafe´s, shoppings y restoranes de lujo... vigilancia las 24hs y los residentes compran sus anteojos desde la ventanilla de un Mercedes.

Comenzamos a tener una mejor alimentación, dejando de lado los precios tentadores de las frituras del mercado, valiéndonos de frutas frescas y secas, verduras, miel y cereales.


Considerando que no fumamos y que solo bebimos dos copas de vino y una cerveza desde que empezó el viaje éramos un punto negro sobre el pañuelo blanco que teje esta ciudad... con ofertas de cocaína en cada cuadra, con los kilos y kilos de marihuana que se queman por noche... con el consumo desenfrenado de alcohol que desarticula los cuerpos, los conduce hacia donde la pendiente manda y todos juntos en una esquina buscan pleito y riegan la "Paceña" bebida (locales y extranjeros).


Cumplimos las metas. Fuimos a la feria de El Alto e hicimos compras, embalamos y mandamos en un vuelo a Buenos Aires. Mientras enviábamos a Julieta con Adaiah de regreso a Argentina, adoptamos una encordada nueva: Adaiah. Julieta descansa en Capilla del Monte... tocando Mantras.

 Contratamos un famoso modelo para que luzca nuestra nueva adquisición

Faltaban dos o tres días para viajar a Coroico y ya teníamos todo lo necesario: Provisiones, dinero y guitarra. Nos relajamos y salimos de paseo, a visitar museos, comer afuera y al cine. Dimos aviso a nuestra gente y por la sombra que dan esos gigantes de húmedos troncos, esquivando charcos y silbando bajito, nos metimos en la selva.

Museo de la música

Jugando como dos niños


3 comentarios:

  1. Que alegría flor!
    Me gustó mucho!!
    Que sigas disfrutando divina!!

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  2. Puedo imaginar con mucho detalles mientras leo, gracias por esa manera poetica de redactar.
    Un abrazo enorme.

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  3. Muy pero muy bueno, lo muestran y cuentan de una manera que nos hacen parte de todo...

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