Auténtica representación de la batalla de Salta.
Hablamos con Mónica (mamá de Flor) y nos contó que allí vivía Laura, una compañera suya de la primaria. En cuestión de minutos nos pusimos en contacto y no dudó en abrirnos las puertas de su casa. Al llegar vimos que era una revolución de cajas… aparecimos en medio de una mudanza! Compartimos la cena con ella, Abril (su hija) y Judith (una amiga) intentando distender el stress de la situación con charlas de viaje, música, experiencias de vida y ofreciendo nuestras cuatro manos para aliviar el trabajo de la mañana siguiente.
Llegando a "casa"
Sin darnos cuenta nos encontramos con una llave en el bolsillo y una casa de dos pisos para nosotros solos, que aunque vacía de muebles, repleta de atención y solidaridad. Gracias Lau!
En Salta la linda iniciamos nuestra veta comercial. Tras vender pulseras en la plaza empezamos a salvar algunos gastos. Pero lo gratificante de las ventas no se compara con los buenos recuerdos de las personas que nos cobijaron: mates, charlas, comidas, guitarreadas y consejos.
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